¡Hola Gabor! ¿Cómo estás?
En la clase de hoy vamos a:
- hablar de tu texto sobre la interesante historia de tu casa en Berlín
- practicar vocabulario
La historia corta de nuestra casa:
La casa fue construida en mil novecientos veintiocho. El constructor fue Oscar Höcker, un poeta nacionalista que escribió 104 libros. Su padre también fue un escritor nacionalista alemán.
Höcker fue condenado a muerte en Bélgica por un crimen de guerra en la Primera Guerra Mundial, pero eso no le molestó en Alemania, (bromeo al respecto).
En mil novecientos treinta y tres, ochenta y ocho escritores juraron lealtad eterna a Hitler. Es por lo que 88 porque "Hache" es la octava letra del alfabeto y 88 significa "Heil Hitler". Höcker fue uno de ellos.
El arquitecto fue Alfred Gellhorn, nacido como judío alemán, luchó por Alemania durante cuatro años en la Primera Guerra Mundial. Después de la guerra se convirtió al cristianismo.
Gellhorn fue uno de los arquitectos más importantes de la Bauhaus. El trabajo de construcción fue realizado por un comunista de Halle, donde hay una hermosa fábrica de Gellhorn. Su nombre era Knauth.
La casa es una sencilla villa Bauhaus en el estilo de "edificio nuevo"(Neues Bauen). El jardín era muy importante, la Sra. Höcker quería un "jardín vivo" donde florece de marzo a noviembre. El nombre del arquitecto del jardín era Arlinger, era famoso. Más tarde ha hecho los jardines para los grandes nazis.
La hija de la casa, Karla, tocaba la viola y había mucha música y canto en el jardín. Quizás Goebbels fue un invitado y otros delincuentes nazis.
El comunista Knauth fue el primero en salir de Alemania dirección a la Unión Soviética, al paraíso de los trabajadores. Murió en Siberia en mil novecientos cuarenta y dos, en un Gulag.
El arquitecto, aunque se convirtió y luchó por Alemania, emigró a Argentina en mil novecientos treinta y tres. Regresó después de la guerra pero su carrera se rompió y pronto murió en Londres.
El poeta Höcker murió en mil novecientos cuarenta y cuatro mientras huía hacia el oeste, siendo un anciano.
Su esposa e hijas tuvieron que vender la casa a la abuela de Martina.
Solo Arlinger, el jardinero, tuvo suerte. Siguió siendo un respetado arquitecto paisajista y murió en mil novecientos setenta y dos como profesor universitario.
Por eso quiero ser jardinero en la próxima vida.
Firmado: Gabor
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